EUROPA
PRESS
24 noviembre
2019
¿Por
qué se nos riza el pelo? ¿Por qué crece pero las pestañas y el vello no?
¿A cuantas
personas les pasa que no son capaces de alisarse a la perfección el pelo porque
lo tienen súper rizado? ¿Nunca has pensado qué sucede con las pestañas de los
ojos, si éstas crecen? Como prácticamente todo en esta vida tiene su
explicación, y aquí te lo contamos.
Primero empecemos por el caso de los cabellos rizados. El
pelo está formado por el tipo de proteína más abundante en el cuerpo, la
queratina. La sabiduría popular dice que se forman enlaces entre las moléculas
de sulfuro que hay en el cabello, que hacen que los filamentos de queratina se
tuerzan sobre sí mismos. Los productos para alisar el pelo rompen estos enlaces
químicamente o, en el caso de las planchas, físicamente.
No obstante, la explicación real es más compleja. El doctor
James Hamblin explica en ‘Si nuestros cuerpos
hablaran’ (Grijalbo) que para comprenderlo hay que entender primero la
estructura del cabello.
“Los órganos activos son nuestros folículos pilosos,
que están apilando constantemente microfilamentos con forma de hilo,
confeccionados de queratina, uno sobre otro. Juntos, estos microfilamentos
construyen una fibra de cabello. Cada microfilamento es diminuto, pero juntos
pueden formar un cabello robusto, que resista a las presiones mecánicas del
ambiente. Cuando sopla el viento el pelo se parte en dos”, señala.
Hamblin, considerado por la revista
‘Time’ como una de las 140 personas a las que seguir en Twitter, indica también que todo el cabello es básicamente
igual, pero acaba viéndose muy distinto dependiendo de cómo se distribuyan sus
filamentos internos.
“Los folículos usan principalmente dos tipos de
células para acomodar estos filamentos. Los filamentos de las células paracorticales tienen una mezcla aleatoria de
orientaciones, algunos son paralelos al eje principal del cabello y otros están
en ángulo. Los filamentos de las células ortocroticales
se orientan todos en ángulo. El cabello lacio es sobre todo de células paracorticales, y el rizado, dependiendo de cuán rizado
esté, tiene alrededor de la mitad de ortocorticales”,
detalla el experto.
Eso sí, precisa que la manera en la que esos filamentos se
apilan no es algo que pueda cambiarse. “Aunque te tires del pelo, duermas
sobre él, o le pases una plancha para alisar, los microfilamentos tarde o
temprano impulsarán la recuperación del rizo. Algunas cosas en la naturaleza
simplemente no son rectas”, agrega.
El caso de las
pestañas y el vello
Otra de las curiosidades que presenta el cuerpo humano, de
la que Hamblin habla en su libro, es el caso del
vello y de las pestañas que, a diferencia del cabello, no crecen, se quedan
como están. Aquí menciona que las pestañas siguen creciendo, sólo que se caen
al llegar a una longitud determinada. “Simplemente se caen después de
tres meses, a diferencia del pelo de la cabeza, que puede seguir creciendo
durante años sin caerse”, matiza.
Como todo el cabello, dice que las pestañas nacen de
folículos, los órganos más pequeños del cuerpo. En concreto, el pelo pasa por
tres etapas y la longitud de todo el pelo del cuerpo depende de lo que dure la
primera fase, llamada ‘anágena’.
“Cuando finaliza, la fase anágena
se vuelve ‘catágena’, es decir, la parte
exterior de la raíz deja de recibir el suministro de sangre y el pelo deja de
crecer. Después de un par de semanas, la fase ‘catágena’
se convierte en ‘telógena’, que es cuando
el folículo pasa a un estado de reposo. Entonces, durante 3 meses, el pelo se
ve bien por fuera, pero tiene la raíz muerta. Se va a caer o será remplazado
por un pelo nuevo que viene saliendo. Para bien o para mal, cada folículo tiene
su propio ciclo temporal, así que no tenemos que mudar todo el pelo a la
vez”, remarca.
La verdadera diferencia entre el pelo de la cabeza, el vello
de los brazos, y las pestañas es la duración de la fase anágena.
“En tu cabeza dura varios años. En las demás partes alrededor de un mes.
De lo contrario, las pestañas y los vellos podrían volverse
inmanejables”, precisa.
Eso sí, Hamblin reconoce que hay
algunos casos raros de fases anágenas muy largas en
la cabeza, que permitirán que el pelo creciera hasta el suelo. Otros tienen
fases muy cortas, así que no son calvos, pero en realidad nunca necesitan un
corte de pelo.
Por otro lado, el doctor llama la atención sobre el estrés
que, según advierte, puede ‘mandar señales’ a la fase anágena de terminar antes de tiempo y, en casos extremos,
puede derivar en una pérdida casi total del cabello, de corta duración. Pero
por lo general, según asegura, vuelve a crecer.